Pensar que tanto le temía a esta charla, pensar que evité tanto este momento.
Armé y desarmé mil veces el diálogo en mi cabeza. Mi imaginación solo conducía a un lado. Mi cabeza pensaba que la respuesta que podía recibir era sólo una, pero no.
Estaba solo. Me acerqué y le hice la demorada pregunta. Habló y habló, incluso muchas veces se desvió del tema en cuestión. Dudé si opinar. Sabía que sacaría el foco del tema. Tragué saliva e hice silencio. Escuché con atención y debo reconocer, que más de una vez, sentí un nudo en la garganta. Los ojos se me llenaron de lágrimas, pero por suerte no se escapó ninguna.
Recibí una respuesta, amplia. Una respuesta que distaba bastante de la que había imaginado y con ella dudas. Más dudas. El horizonte ahora era infinito y volvía la incertidumbre.
Así me fuí. Con un panorama un poco más claro, tal vez. Sea como sea, el momento, pasó. Ese momento que había demonizado, pasó. Sin más pasó.
2 comentarios:
Eh... quiero saber el temita de la charla. No vale que no cuentes, no vale.
j.c.:
Cuando nos veamos te cuento? Yo también lei algunas cosas sobre las que me interesaría saber un poco más ..
Besos,
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