A decir verdad, esa historia no comenzó allí. Sino varios meses antes.
Ella, con un cuarto de siglo a cuestas y hermana mayor de 3 mujeres, venía de mas de un año de soltería dedicada casi exclusivamente a su trabajo, salidas con amigos y primos y sus sagrados entrenamientos.
Él, por su parte, en sus 30 años de vida traía una mochila con un frustrado paso por la carrera de medicina y 7 años de seminario a cuestas. Su tiempo estaba dedicado al hogar para chicos discapacitados que presidía y en el poco tiempo libre que le quedaba, aprovechaba para visitar a la familia o a algunos de los tantos amigos curas que había hecho en su paso por aquella institución ancestral.
Y todo hubiera seguido así si no fuera porque ambos fueron aceptados en la misma universidad para hacer el mismo posgrado.
Venían de historias distintas pero por alguna razón que desconozco tuvieron que encontrarse allí. “Esas cosas del destino que suceden sin explicación”, diría ella.
Ella, con un cuarto de siglo a cuestas y hermana mayor de 3 mujeres, venía de mas de un año de soltería dedicada casi exclusivamente a su trabajo, salidas con amigos y primos y sus sagrados entrenamientos.
Él, por su parte, en sus 30 años de vida traía una mochila con un frustrado paso por la carrera de medicina y 7 años de seminario a cuestas. Su tiempo estaba dedicado al hogar para chicos discapacitados que presidía y en el poco tiempo libre que le quedaba, aprovechaba para visitar a la familia o a algunos de los tantos amigos curas que había hecho en su paso por aquella institución ancestral.
Y todo hubiera seguido así si no fuera porque ambos fueron aceptados en la misma universidad para hacer el mismo posgrado.
Venían de historias distintas pero por alguna razón que desconozco tuvieron que encontrarse allí. “Esas cosas del destino que suceden sin explicación”, diría ella.
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