El más tarde le contaría que recordaba como había sido su primer encuentro.
Ella llegó, como siempre, con la lengua afuera justo antes de que comenzara la clase y se sentó en la tercera fila, casualmente a su lado. Le causó gracia la manera en que se presentó, ya que solo estrechó su mano y, sonriendo con la boca y los ojos, le dijo su nombre. Él respondió con el suyo y ella, desfachatada como siempre, le dijo: “un gusto señor”.
Él sonrió y miró al frente. Miles de cosas pasaron por su cabeza y otras sensaciones recorrieron su cuerpo. Durante las 3 horas que duró la primera clase los comentarios surgieron a borbotones. Él tenía una camisa a cuadros azul y blanca y un chaleco de polar azul y negro que en el se veía muy bien.
Todo esto sucedió cuando recién comenzaba el año. Creo que en el mes de abril.
Ella llegó, como siempre, con la lengua afuera justo antes de que comenzara la clase y se sentó en la tercera fila, casualmente a su lado. Le causó gracia la manera en que se presentó, ya que solo estrechó su mano y, sonriendo con la boca y los ojos, le dijo su nombre. Él respondió con el suyo y ella, desfachatada como siempre, le dijo: “un gusto señor”.
Él sonrió y miró al frente. Miles de cosas pasaron por su cabeza y otras sensaciones recorrieron su cuerpo. Durante las 3 horas que duró la primera clase los comentarios surgieron a borbotones. Él tenía una camisa a cuadros azul y blanca y un chaleco de polar azul y negro que en el se veía muy bien.
Todo esto sucedió cuando recién comenzaba el año. Creo que en el mes de abril.
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