Poniendo límites

Finalmente. Lo llamé y se le dije. No quiero mas mensajitos de texto, mails, comentarios en facebook ni chat. No quiero eso.
Por lo menos, no de vos.

¿Por que?

Hoy me dijeron un piropo y no entiendo aún me reacción:

Me sonrojo.
Dudo.
No se como reaccionar ni que contestar.
Miro para otro lado.
Siento como si fuera una cargada.
Muerdo mi labio superior.

Siento que el piropo es un cliché. O me cuesta hacerme cargo. O al ser un elogio no se como tomarlo.

¿Por que me cuesta tanto aceptar un piropo? ¿Recibir un elogio?

Cama

Daría cualquier cosa por una cama, pero no cualquier cama. Mi cama.
Llegar a casa e ir sacándome la ropa mientras cierro la puerta. Ponerme una remera vieja y tirarme de cabeza.
Sentir el frío de las sábanas en la piel.
Me encanta cuando la cama está hecha y las sábanas recién cambiadas.
Odio enroscarme al dar vueltas. Si. Yo soy de esas que dan muchas vueltas en la cama. Generalmnte me acuesto boca arriba, pero me resulta casi imposible conciliar el sueño. Entonces doy vueltas para un lado y para el otro hasta que termino boca abajo y abrazando la almohada. Una mano sobre la almohada y la otra por debajo. Las piernas estiradas tratándo de tocar el borde del colchón. Recién ahí me empiezo a relajar.
Hoy daría cualquier cosa por mi cama. Por mi cama y este ritual.

¿Última carta?

Necesito decirte que te quiero. Que me duele que no haya funcionado.
Quiero decirte que siento que no nos relacionamos desde el mejor lugar. Siento que lo hicimos desde nuestras carencias: yo quería que vos taparas mis agujeros y tal vez vos esperabas lo mismo de mi. O no.
Seguramente no era el momento. Y hoy tampoco se si lo es.
Quiero decirte que te quiero y te deseo lo mejor. Que sólo por hoy no me siento fuerte para que estemos juntos. Me duele que no haya funcionado. Me duele en serio.
Me gustaría darte un abrazo y un beso de despedida. Tengo miedo de al hacerlo no poder detenerme. En este momento se me viene tu cara a la mente y me despierta dulzura. Ganas de abrazarte fuerte.
Tal vez la manera en que nos separamos era la única en que podíamos hacerlo. Tal vez ninguno de los dos tenía la fuerza para un adios. Tal vez nos resultaba más fácil un hasta luego.
¿Será un hasta luego?

En las nubes

Pregunto algo y cuando vuelvo a mi escritorio ya olvidé la respuesta. Me cuesta concentrarme. Leer un mail de corrido es un esfuerzo. Miro el listado de tareas pendientes y no me desespero. Llego tarde a una reunión y entro sin culpa, sin ni un poco de culpa. Digo lo que pienso sin pensar en como lo tomará el otro o si es lo "políticamente correcto". No entro en discusiones y dejo que las cosas transcurran, sucedan. Es como si hubiera soltado las riendas de mi caballo ... dejando que el animal me guíe, dejando que él me indique el camino y me lleve a destino.
Es tan placentero y a la vez tan distinto de cómo estoy acostumbrada.
Es vivir mas relajado, despreocupado. Sin mochilas a cuesta. Sin bolso.
Es viajar liviano.

Sentimientos encontrados (mariposas en el estómago?)

Ahora estoy mas tranquila, pero ayer cuando ví el mensaje que me había dejado en un foto el corazón se me dio vuelta. Creo que por una momento dejó de funcionar y todo.

Hacía tiempo que no sabía nada de el.

La sangre comenzó a correr rápido por mis venas, me puse nerviosa y no supe que hacer. En realidad no tenía que hacer nada, pero ese mensaje me descolocó.

Hacía casi un mes que habíamos dejado de vernos.

Acto seguido me apareció un mensaje tuyo saludándome y preguntándome como estaba, pero huí. No sabía que responder, que decir. Esa es la verdad. Sentí que cualquier cosa que dijera o escribiera, estaría mal.

Durante este tiempo me habías mandado algún que otra mensaje de texto, pero nada mas.

Y acá estaba yo ahora, con un monton de preguntas y dudas, como si nunca te hubieras ido. Como si nunca nos hubieramos dejado de ver. Como si el pasado no existiera. Como si los hechos no fueran suficiente demostración de que juntos no podíamos estar.