Pregunto algo y cuando vuelvo a mi escritorio ya olvidé la respuesta. Me cuesta concentrarme. Leer un mail de corrido es un esfuerzo. Miro el listado de tareas pendientes y no me desespero. Llego tarde a una reunión y entro sin culpa, sin ni un poco de culpa. Digo lo que pienso sin pensar en como lo tomará el otro o si es lo "políticamente correcto". No entro en discusiones y dejo que las cosas transcurran, sucedan. Es como si hubiera soltado las riendas de mi caballo ... dejando que el animal me guíe, dejando que él me indique el camino y me lleve a destino.
Es tan placentero y a la vez tan distinto de cómo estoy acostumbrada.
Es vivir mas relajado, despreocupado. Sin mochilas a cuesta. Sin bolso.
Es viajar liviano.
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