Daría cualquier cosa por una cama, pero no cualquier cama. Mi cama.
Llegar a casa e ir sacándome la ropa mientras cierro la puerta. Ponerme una remera vieja y tirarme de cabeza.
Sentir el frío de las sábanas en la piel.
Me encanta cuando la cama está hecha y las sábanas recién cambiadas.
Odio enroscarme al dar vueltas. Si. Yo soy de esas que dan muchas vueltas en la cama. Generalmnte me acuesto boca arriba, pero me resulta casi imposible conciliar el sueño. Entonces doy vueltas para un lado y para el otro hasta que termino boca abajo y abrazando la almohada. Una mano sobre la almohada y la otra por debajo. Las piernas estiradas tratándo de tocar el borde del colchón. Recién ahí me empiezo a relajar.
Hoy daría cualquier cosa por mi cama. Por mi cama y este ritual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario