Ayer estuve en el cielo o en el paraíso. Se podría decir que fue bastante parecido a como imagino estos destinos. A decir verdad, se podrían decir tantas cosas! Aunque por el momento solo puedo describir lo que sentí.
No había entrado y ya me sentía bien recibida. Al pasar por aquella puerta, las cosas cambiaban: la oscuridad se convertía en luz, el silencio en música, y las sombras cobraban vida. El fuego invitaba a quedarse, y la gente también.
Se respiraba alegría, y mucha. Era un volver a casa, o mejor aun, llegar a una casa siempre anhelada. Al hogar. Mi compañero sintió lo mismo, estoy casi segura. Sería cursi que dijera que se respiraba amor, pero así era. Sobraban abrazos, caricias y sonrisas.
Disfraces, carcajadas y aplausos. Agradecimientos, ilusiones y miradas. Torta nunca falta y deseos de sobra. Anhelar, añorar.
Él pidió permiso para que lo acompañara a acostarse y hacia allá fui.
Tenés mama? me preguntó
Sí, y vos? contesté
Yo también, pero no vivo con ella. Este es mi hogar.
El también añoraba. Lamentablemente solo le dejé un beso en la frente y un hasta pronto! Él respondió con palabras dulces y caricias. Resignado tal vez, esperanzado seguramente con una nueva visita.
Me hubiera quedado mas tiempo, pero la noche era cada vez mas cerrada, el día pesaba en nuestros hombros y el viaje no era nada corto.
Bombones y más fuego. Ese fue el aliciente para emprender la vuelta.
Volverá a zarpar este barco? Seguro que si, solo esperemos que la próxima vuelva a ser con nosotros arriba...
No había entrado y ya me sentía bien recibida. Al pasar por aquella puerta, las cosas cambiaban: la oscuridad se convertía en luz, el silencio en música, y las sombras cobraban vida. El fuego invitaba a quedarse, y la gente también.
Se respiraba alegría, y mucha. Era un volver a casa, o mejor aun, llegar a una casa siempre anhelada. Al hogar. Mi compañero sintió lo mismo, estoy casi segura. Sería cursi que dijera que se respiraba amor, pero así era. Sobraban abrazos, caricias y sonrisas.
Disfraces, carcajadas y aplausos. Agradecimientos, ilusiones y miradas. Torta nunca falta y deseos de sobra. Anhelar, añorar.
Él pidió permiso para que lo acompañara a acostarse y hacia allá fui.
Tenés mama? me preguntó
Sí, y vos? contesté
Yo también, pero no vivo con ella. Este es mi hogar.
El también añoraba. Lamentablemente solo le dejé un beso en la frente y un hasta pronto! Él respondió con palabras dulces y caricias. Resignado tal vez, esperanzado seguramente con una nueva visita.
Me hubiera quedado mas tiempo, pero la noche era cada vez mas cerrada, el día pesaba en nuestros hombros y el viaje no era nada corto.
Bombones y más fuego. Ese fue el aliciente para emprender la vuelta.
Volverá a zarpar este barco? Seguro que si, solo esperemos que la próxima vuelva a ser con nosotros arriba...
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