Es contrastante el frío de mis sabanas y esta cama vacía. Hasta hace minutos sentía su calor. Su piel contra la mía. Su cuerpo. Y ahora, sólo el frío de las sabanas.
Atrás quedaron las noches apasionadas y la desesperación.
El volvió, pero acompañado de tranquilidad. Persistencia y monotonía. Como ese sonido que al repetirse una y otra vez se vuelve costumbre. Al que nuestros oídos dejan de escuchar. Solo un sonido mas que atesta nuestra cabeza.
Parece increíble que esta persona que hoy solo me roza, ayer hubiera llegado tan adentro generando todo eso. Miedo, alegría, entusiasmo, pasión, y hasta ese no sé que.
Hoy lo escucho hablar y sus palabras pierden sentido a medida que salen de su boca ... se diluyen al entrar en contacto con el aire. Son palabras sueltas, ruidos sordos, oraciones sin sentido que se pierden cerca del río, donde yo tomo una cerveza y el un café.
Su piel tampoco genera lo de antes. Se ha vuelto insulso, gris. Una costumbre, un tramite mas en este mundo que nos fuerza y nos arrastra a la rutina.
Atrás quedaron las noches apasionadas y la desesperación.
El volvió, pero acompañado de tranquilidad. Persistencia y monotonía. Como ese sonido que al repetirse una y otra vez se vuelve costumbre. Al que nuestros oídos dejan de escuchar. Solo un sonido mas que atesta nuestra cabeza.
Parece increíble que esta persona que hoy solo me roza, ayer hubiera llegado tan adentro generando todo eso. Miedo, alegría, entusiasmo, pasión, y hasta ese no sé que.
Hoy lo escucho hablar y sus palabras pierden sentido a medida que salen de su boca ... se diluyen al entrar en contacto con el aire. Son palabras sueltas, ruidos sordos, oraciones sin sentido que se pierden cerca del río, donde yo tomo una cerveza y el un café.
Su piel tampoco genera lo de antes. Se ha vuelto insulso, gris. Una costumbre, un tramite mas en este mundo que nos fuerza y nos arrastra a la rutina.
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