viernes, 13 de abril de 2007

Profesor

Llegó con las manos en los bolsillos. Tenía una camisa celeste claro y un jean gastado. Al sonreír mostraba sus dientes alineados. Usaba lentes. Pero no era solo eso. Su cabello blanco peinado hacia atrás era lo que denotaba su edad.

Tenía tantos años como cosas vividas. Tanta experiencia en su haber, tanto lastre.

Al hablar movía las manos apasionadamente. Tenía dedos largos y los huesos de sus nudillos sobresalían. En la muñeca llevaba un reloj que se deslizaba por su brazo al alzarlo.

Caminaba de un lado hacia el otro mientras hablaba en voz alta. Su tono era monocorde y su respiración entrecortada.

El resto prestaba atención o fingía hacerlo. Esa era la razón por la que allí estaban, o por lo menos eso se suponía.

Sus cejas canosas eran tupídas y daban un marco elegante a sus pequeños ojos marrón oscuro.

Levanté la mano e hice una pregunta. Todo el curso se dio vuelta para observar a la “atrevida” que había osado interrumpir a tan reconocido especialista. Comenzó a hablar. Presté atención. Espere la respuesta a mi pregunta. Nunca llegó.

Continuó su oratoria sobre el tema en cuestión. Yo miraba a mí alrededor y notaba apatía. Algunos se veían bucólicos, otros cansados.

Levanté la voz esta vez, e hice una nueva pregunta, mejor dicho, reformulé la anterior. Quería una respuesta a mi duda. Al escucharme todos rieron. Fue tal vez el cambio de voz lo que llamó la atención y los despertó de ese letargo. Tal vez no, y rieron de mi atrevimiento, osadía.
Fantasee con la posibilidad de tirarle una goma en la cabeza, darle vuelta sobre la cabeza un baldazo de agua fría y despertarlo. Pero no. Los modales aprendidos cuando chica no me lo permitían.

Me miró y comenzó a dar respuesta a mi pregunta. Eso era lo que él creía. Yo cada vez entendía menos, y creo que el resto de la clase también. Movía las manos, hacía gestos y continuaba disertando sobre el tema. De pronto hizo silencio. Miró el reloj sobre la pared que marcó las diez. Se despidió y recordó las lecturas a hacer para la próxima clase.
Con el se fueron todas mis esperanzas de que me diera una respuesta, de que alumbrara mi camino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lu: Están todos muy buenos... como siempre.
Te felicito, nada más interesante que una mujer linda por dentro y por fuera.
CH de Chile.

Escuché al pasar ....

"No es importante cuanto vivas, sino como viviste el tiempo que te tocó vivir"